11 oct 2010

Yo elegí quererte, y todas las consecuencias que eso conllevaba. Te elegí para que fueses la persona que llenase mis días de sonrisas, elegí que tu olor era el que mejor le venía a mis sábanas. Yo elegí que me comieras a besos, elegí también tu voz al otro lado del teléfono. Elegí llorar por ti de vez en cuando, elegí creerme tus verdades y creerme a medias tus mentiras, elegí que no quería otros abrazos, que no quería otras manos agarradas a las mías, que no quería ver por la mañana otra cara que no fuese la tuya. Elegí nuestro mes del año y nuestro día del mes, elegí que seas mi locura y mi cordura, elegí llenar el silencio de la noche con nuestra risa. Elegí las idas y venidas, las despedidas, elegí la impotencia, la incertidumbre y tu impredecibilidad, elegí el miedo a fallar y los impulsos. Elegí las miradas, elegí temblar, elegí hacerme adicta a tus palabras, al corte de tu voz. Elegí conservar intacto cada momento y dejar huella de lo que algún día fue. Elegí que mi mayor hobbie era verte reír por las mañanas, elegí NO CALLARME NADA. Elegí darte todo, elegí hablar de nosotros cuando hablaba de vos. Elegí ser fuerte sin la ayuda de ningún tipo de coraza y luchar por un solo motivo, elegí darte todas mis oportunidades, elegí quedarme con tus manías, tus defectos, y tus carencias. Elegí quedarme con vos. Elegí el sabor agridulce de las discusiones que acababan en abrazos, elegí derrumbarme cuando ya no aguantaba más, elegí encontrarte en lugares donde nunca estarías, elegí seguir queriendote aún cuando ya no estabas. Elegí arriesgarme y jugármela por vos. Y no me arrepiento de nada.