3 may 2014

Clavos.

'Un clavo saca a otro clavo' suele decir la gente, haciendo referencia a que en la vida, una persona puede llegar para reemplazar a otra. Muchos lo creen, otros no tanto. Yo, por mi parte, creo que la frase tiene una cuota de verdad y otra de mentira.

En cierta parte de nuestra vida, conocemos a una persona especial, esa que creemos que va a ser la indicada para acompañarnos por el resto de ella. Y nos aferramos a eso. Sin embargo, en muchos casos pasa que todo lo que creíamos y esperábamos de una persona se desmorona, nos damos cuenta de que ya no existe la chance de que lo que imaginábamos pase realmente, y sufrimos. Y en el medio de todo ese proceso de aceptación y superación, llega otra persona a nuestra vida, alguien nuevo, y junto con ese alguien llega una esperanza. Nos hacemos la idea de que esa persona puede aliviar lo que sentimos, y vuelven las ilusiones y las mismas expectativas que teníamos con la anterior. Usualmente, ese alguien nuevo nos permite dejar atrás el dolor de lo vivido en el pasado. Hasta ese punto, creo que la frase es cierta.

Pero, ¿qué pasa con lo que nos deja una persona? Las experiencias, los recuerdos, las alegrías, las tristezas, las enseñanzas, el cariño, el resentimiento... ¿Dónde queda guardado todo eso cuando alguien sale de nuestras vidas? Esas son cosas que NO SE VAN. Podemos decir que ya superamos todo, que olvidamos y que estamos listos para seguir adelante sin que nada nos ate al pasado. Y puede ser cierto, pero más allá de eso, siempre quedan esas pequeñas cosas, como recuerdos o algunos sentimientos, que desde el momento en que se generan pasan a formar parte de nosotros para siempre. No importa lo que hagamos, si quisimos en serio siempre va a quedar algo adentro nuestro como recordatorio de que, sin importar por cuanto tiempo ni las cosas que hayan pasado, esa persona estuvo en nuestra vida y dejó su marca.

Por eso pienso que hay una parte mentirosa en esa frase. Porque una persona puede reemplazar a otra, pero nada puede reemplazar eso que nos queda de lo vivido con alguien.